domingo, 30 de agosto de 2015

Aquella última hoja


En el gran chopo frente a mi balcón
Tan seguro de sí y sin altanería
Tranquilamente vivo
Mientras amarillea ya por trechos
Su verde población
Qué claramente distinguimos
Las hojas pálidas que más agita
Desentendido el viento
Las que más sin querer se balancean
Las que más locamente giran
En torno a su peciolo
Las que van a caer más pronto

Hay una que hace días
Vapuleada más que todas
Tironeaba atropellada
Más que cualquiera otra
Se aferra más que todas
Su voluntad entera convertida
En uñas, dientes, garras

También ella hasta el final resistirá
A este atropello sordociego
Que la quiere arrancar de la densa hermandad
De verdores, de sueños, de susurros
De inevitable don de amor
A la que tan del todo pertenece

                                                          Tomás Segovia


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