miércoles, 13 de enero de 2016

Yo, me, mi, contigo


Emociona ser visible al otro lado de la puerta de una consulta, en la sala de espera de los que viven exprimiendo esperanza. Conmueve, que en esa tierra de nadie en la que abunda el miedo y el cansancio, y en la que sobra el tiempo para pensar, también importes, y que haya quien pretenda arroparte con un café caliente o unas galletas, que en realidad no son otra cosa que abrazos encubiertos,  un "no estas solo", un "te comprendo".
Y estremece aún más, saber que esa acción es desinteresada y que quienes la llevan a cabo, han recorrido el mismo camino por el que andas tú ahora con los tuyos, y que no lo han olvidado.

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