domingo, 4 de junio de 2017

B,A y C

                                                                               
Pongamos - por aquello de la igualdad y la no discriminación - que nuestro triángulo es un triángulo equilátero. 
Partimos pues, de la idea de que los tres lados que lo forman tienen el mismo tamaño y sus ángulos son exactamente iguales, de sesenta grados.  


Ahora nombremos sus vértices. En el nuestro(aunque nos saltemos un poco la norma) el primero, el superior, no será "A" sino "B",  porque nuestra "B" fue el principio de todo.
En los vértices inferiores, entonces, quedarían a un lado "A" (en el izquierdo), y en el otro "C" ( en el derecho y cerrando la figura; también porque ese fue el orden de aparición  de esa "c" y porque el narrador siempre debe quedar en el último lugar).

Siguiendo esta vez un orden cronológico, establezcamos relaciones. 
La primera y genuina, une a las dos primeras letras (B+A) de una manera indisoluble, incluso desde el silencio. Después y en otro plano(a pesar de lo improbable) y con mucha magia de por medio, se conectan "B" con "C" (B+C). 
Finalmente, y porque no podía ser de otra manera, por aquello ahora del "maktub",   se juntan  la letra "A" con la "C" (A+C).

Superemos cualquier diferencia de edad, estilo de vida, distancia, creencias, formación, sexo... Prescindamos de exigencias, frecuencias, compromisos y confidencias(o no); esto último según la necesidad de cada uno.  

Compartamos letras, imágenes, sonidos, sensaciones, vuelos, sentimientos, luz....  y dejemos transcurrir los días sin fijar un plazo, sin límites.

Ya tenemos una historia; la nuestra.


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