viernes, 7 de junio de 2019

De un recordatorio





El empeño por hacer públicos determinados acontecimientos de nuestra vida no es algo nuevo, aunque echando un vistazo rápido al pasado es obvio que los medios para hacerlo han evolucionado muchísimo y el número de posibles destinatarios también. 

La moraleja para mí es idéntica antes y ahora:  el interés por un suceso cualquiera (corriente) de nuestra existencia muere para los demás el mismo día en el que nace, por lo que aún no entiendo nuestra necesidad de exponerlo. 

Que la niña Carmen María Sandoval Orenes hiciera la comunión un siete de junio de hace treinta y ocho años, es un dato que no aporta nada a nadie; dejó de tener importancia hasta para la propia Carmen María,  que perdió esa fecha en un momento dado junto con otros recuerdos innecesarios.

El recordatorio "rescata" solo para su protagonista un instante de vida, es un auxilio para la memoria, una herramienta para  poder entender nuestra configuración de hoy.


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