"Un último deseo, una última visita, un último recuerdo. A una mujer a la que queda poco de vida le dijeron que qué le gustaría hacer y pidió ir a ver a Rembrandt. Pidió ir al Risjkmuseum y despedirse de eso que amaba tanto. No es el primer caso. Otro hombre también quiso despedirse de La ronda de noche. Y emociona ver que cuando queda poco el arte puede abrigar.
En Holanda hay una empresa de ambulancias( 'ambulancias del deseo' es su nombre), que se dedica a cumplir estas últimas voluntades generalmente pequeñas, nada de aventuras. La gente pide sobre todo volver a los lugares donde fueron felices; puede ser delante de un cuadro, o puede ser volver a la playa, a ver el mar. Puede ser ver un partido de fútbol de tu equipo de siempre, o acariciar un animal, ir al teatro y vibrar con ese musical que tanto te gustó, o puede ser asomarse a un campo de girasoles. Casi siempre con la persona querida cerca, con alguien que te coja la mano, con alguien que te abrace después. La vida son los paisajes que hemos visitado, las personas que lo habitan. La gente antes de decir adiós, quiere cosas normales porque muchas veces(casi siempre) son las cosas normales las que nos hacen felices".
Carlos del Amor
Escribe historias diferentes, como esa, que luego en televisión quedan así, reducidas a poco más de un minuto.
Ayer tuvimos la suerte de tenerlo por aquí clausurando las primeras "jornadas de periodismo y nuevos formatos de comunicación" de la Universidad de Murcia, y pudimos escucharlo relativizar el lugar donde ha llegado profesionalmente y las dimensiones de la cola para comprar su primera novela. Lo dicho, una suerte.
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