viernes, 12 de junio de 2015

Ochenteros




Una se pone en pie, levanta la mano derecha, y reconoce públicamente lo siguiente:
"Me llamo Carmen y sí, en los ochenta, a mi me gustaban los Hombres G;cantaba lo del ford fiesta blanco y el jersey amarillo, veía guapísimo a David Summers , fui a muchos de sus conciertos y hasta pagué una entrada de cine para ver la película que hizo el grupo".
(A continuación, debería oirse un "te queremos Carmen", a pesar de ...)

Aquello, analizado a posteriori, tiene su justificación; yo vivía uno de los picos más altos de mi tontería, el coincidente -claro esta- con mi adolescencia, y en esa época ellos eran un producto para las que estaban como yo.
Pero el caso es que(y siguiendo con las confesiones) treinta años después de aquello(los que median entre una versión y otra de esa canción) tengo comprada una entrada para verlos esta noche en la Plaza de Toros de Murcia. Y para esto, pues no hay explicación que me exculpe; no sé si vuelvo a estar inmersa en la ñoñería o es pura cabezonería por comprobar, lo poco que queda de aquellos chicos y de aquella Carmen. Tengo que pensarlo.

3 comentarios:

Menos de la mitad de mi vida dijo...

Hay una fase en la vida en la que por vergüenza torera o por intereses personales de lo más variopinto, niegas la mayor.
Yo no estuve, yo no fui, yo no era y un largo etcétera de negaciones que dejarían en mantillas al pobre Simon Pedro y a su gallo.
Hay, sin embargo, otras etapas en las que dejas que el viento fresco te pase por la entrepierna y literalmente, te la pela el mundo y sus alrededores y todo lo que otrora eran caras de sorpresa ante afirmaciones ajenas de que si, que te vieron allí, que eras tu y no uno que se te parece mucho, ahora se vuelve una salida del armario de la opinión políticamente correcta.
Y en esas estamos. ¿y saben lo que les digo? Que me parece la mar de bien. Negar gustos, modas, opiniones, frases, tendencias y afinidades no es más que sumergirse en una absurda búsqueda diaria de lo que somos. Montarnos y desmontarnos a diario solo conduce al mas absoluto de los ridículos y aunque como bien es sabido todo en la vida esta por construir y reconstruir a diario, la esencial, lo intrínseco, debe permanecer inalterado y sobre todo innegable. No confundamos pues , lo que somos, con lo que hacemos.
Si amigos, si. Somos lo que somos y nos vamos haciendo como personas con todas esas pequeñas piezas del día a día; así que ir negando pasados, no es más que quitar trocitos de lo que fuimos construyendo y eso, irremediablemente, no nos conduce mas que a hacernos caer de la misma forma: a diario.
Así pues, como en la película de Hitchcock, Yo Confieso:
Si. Canté y bailé pero mucho mucho , el “Sufre mamón”
Si. Me bailé el “Temblando” en una fiesta de la Facultad en la Mundo….pero la muy pérfida al final, no se dejo (ustedes ya me entienden).
Si. 1987. Mi pequeña me miró con esos ojitos de quince años y no me pude negar. Me la lleve al cine a ver “Sufre Mamón” ¡¡¡La película!!!!. Obra maestra del séptimo arte donde las haya, todo hay que decirlo.

Se que todo esto puede acarrear terribles consecuencias a mi ya denostada reputación personal, pero que quieren que les diga ¡es que se está tan bien con el airecico acariciándote las gónadas!

Un beso pequeña.
Gracias a Dios queda mucho de aquella Carmen aún. Pásatelo bien

cm dijo...

Ya lo cantaba Sabina: "al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver". No hay que olvidar, pero volver atrás es un error.
Comprobado: no los reconocí ayer, ni a mi tampoco en aquel lugar. No somos los mismos.
Un abrazo

PD:¡Es cierto!, fuiste tú el que me llevo a ver aquella terrible película.
Por si por aquel entonces no te lo agradecí lo suficiente, GRACIAS hermano.

BLANCA dijo...

JO ... ESA VERSIÓN LA SUELO ESCUCHAR ... MAGICAMENTE CARMEN ...