Es que en ocasiones cuando nos sorprende un final, solemos no estar preparados, y nos toca improvisar en algo que no nos enseñan: decir adiós.
Por el hecho de que todo vaya a terminar, no nos volvemos más sabios ni locuaces; tampoco más comprensivos. A veces ante estas situaciones, nos mostramos cobardes y huidizos, y aflora el derecho a opinar sobre la vida del que se tiene que ir.
Con frecuencia, no hay final feliz, hay final incompleto. Todo se acaba sin que hayas podido encontrar la manera perfecta de hacerlo, como dios nos da a entender, debatiéndonos entre lo que hemos debido y podido hacer.
Y esto de lo que hablo, está tan bien reflejado en "Truman"...
Para quién aún no la haya podido ver en cine, esta tarde hay dos pases(uno a las 18 y otro a las 21 horas)en el Nuevo Teatro Circo de Cartagena.
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