Buscador cultural de Murcia
("Eran los mejores tiempos, eran los peores tiempos, la edad de la sabiduria, el ciclo de la estudipez, la fase de la creencia, la etapa de la incredulidad, la estación de la luz, la hora de las sombras, era la primavera de la esperanza, el invierno de la desesperación, lo teníamos todo por delante, nada habia frente a nosotros...")
martes, 16 de septiembre de 2025
De lo imborrable
miércoles, 10 de septiembre de 2025
De sentir a los que ya no están
LA CASA
He sentido a mí padre en el jardín
podando los rosales como si fuera marzo.
Bajé a verlo cuidar la hierbabuena,
echar tierra de encina para esponjar la dura
porque el invierno ha sido largo y seco
y hay que mullirla para el tibio estiércol
(luego vendrán las lluvias y las horas de luz
jugando con las hojas del gran chopo).
A ratos se paraba, apoyado en la azada,
las botas de faena hundidas en la tierra,
y me miraba sin saberse muerto.
PEDRO OJEDA ESCUDERO
lunes, 28 de julio de 2025
De la busqueda de otro planeta
"Momento isla":
Se materializa de repente, normalmente cuando estamos rodeados de mucha gente y no tenemos a nadie conocido a la vista. Algo se activa que ensordece la escena y en el silencio que de pronto nos envuelve, nuestra voz nos habla y nos describe lo que somos desde su peor versión. Es como si desde las profundidades de una caverna emergiera una especie de ser monstruoso armado con un espejo que nos pone delante para mostrarnos un plano de nosotros que reconocemos enseguida, porque es el plano de nuestras inseguridades. El impacto ante lo que vemos es de tal magnitud que lo que llega a continuación son unas ganas terribles de escondernos y desaparecer, de que pase algo, lo que sea, y dejemos de estar en el sitio equivocado en el peor momento posible. Y enseguida nos envuelve una sensación de pequeñez, de no encajar ni haber encajado nunca, de tener los andamios mal puestos desde siempre y de que nos están viendo, de que toda la sala, todos los que nos rodean nos ven así, así de feos, de pequeños, de solos.
La sala entera parece haberse dado cuenta de que nuestra presencia es como una isla y nuestra soledad se anuncia como si lleváramos clavado en la cabeza un neón que parpadea en blanco, anunciándonos: solo,solo,solo.
Cuando tras la llegada de uno de esos momentos isla, aparece el efecto neón, tras él se abre camino la pregunta fatídica, esa que debemos evitar a toda costa, porque cuando surge ya no hay marcha atrás y todo está perdido.
¿QUÉ ESTOY HACIENDO AQUÍ?