jueves, 30 de abril de 2015

Extraordinariamente humano


No conozco a Austin, y ni siquiera fue él, el que  me dio su octavilla. Su mensaje me ha llegado en el trabajo; alguien que sí lo recibió de primera mano, lo consideró lo suficientemente importante como para guardarlo  y apostar por él, repartiéndolo en la medida de sus posibilidades.
Mira que si al final fuera verdad aquello de que "solo un ser humano puede salvar a otro ser humano"... 

jueves, 23 de abril de 2015

EL DÍA D

En esto, descubrieron treinta o cuarenta molinos de viento que hay en aquel campo; y, así como don Quijote los vio, dijo a su escudero: -La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear, porque ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta, o pocos más, desaforados gigantes, con quien pienso hacer batalla y quitarles a todos las vidas, con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer; que ésta es buena guerra, y es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente de sobre la faz de la tierra.
-¿Qué gigantes? -dijo Sancho Panza.
-Aquellos que allí ves -respondió su amo- de los brazos largos, que los suelen tener algunos de casi dos leguas.
-Mire vuestra merced -respondió Sancho- que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que, volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino
-Bien parece -respondió don Quijote- que no estás cursado en esto de las aventuras: ellos son gigantes; y si tienes miedo, quítate de ahí, y ponte en oración en el espacio que yo voy a entrar con ellos en fiera y desigual batalla. Y, diciendo esto, dio de espuelas a su caballo Rocinante, sin atender a las voces que su escudero Sancho le daba, advirtiéndole que, sin duda alguna, eran molinos de viento, y no gigantes, aquellos que iba a acometer. Pero él iba tan puesto en que eran gigantes, que ni oía las voces de su escudero Sancho ni echaba de ver, aunque estaba ya bien cerca, lo que eran; antes, iba diciendo en voces altas:
-Non fuyades, cobardes y viles criaturas, que un solo caballero es el que os acomete.

(…)

FELIZ DÍA DEL LIBRO


lunes, 20 de abril de 2015

Hacia el norte

Las olas van y vienen,
vienen y van.
El sol sale cada día.
La luna engorda y adelgaza.
Los carruseles dan vueltas.
Los recuerdos vuelven a la memoria.
Un hombre se despidió para siempre.
- ¡Adiós!- exclamó muy enfadado-. ¡Prometo
que nunca volveré!.
Y lo cumplió.
Pero la mujer que lo amaba 
lo recordó siempre.
Siempre.
Siempre.
Las olas vienen y van,
van y vienen
para recordarnos
que todo regresa,
no importa de qué modo.
Nada se va para siempre.

                Victoria Peréz Escrivá
                    Javier Zabala