No conozco a Austin, y ni siquiera fue él, el que me dio su octavilla. Su mensaje me ha llegado en el trabajo; alguien que sí lo recibió de primera mano, lo consideró lo suficientemente importante como para guardarlo y apostar por él, repartiéndolo en la medida de sus posibilidades.
Mira que si al final fuera verdad aquello de que "solo un ser humano puede salvar a otro ser humano"...
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