Mientras esperaba que volviera a ocurrir, se desesperó.
Estuvo demasiado tiempo esperando a que llegara lo mismo y con la misma intensidad, demasiado tiempo creyendo que se pueden repetir los acontecimientos en los mismos términos. La maldita costumbre de aferrarse a lo ya vivido...
Y al fijar todos sus sentidos en la espera de lo irrepetible, no fue capaz de ver otras señales dejadas solo para él.
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