"No hay prisa. No hay necesidad de brillar. No es necesario ser nadie salvo uno mismo".
V.Woolf
Y uno viene a descubrir esta verdad coincidiendo en el tiempo con el momento en el que ha dejado de ser importante ser brillante o mate (quizás porque ha conocido a más de un falso deslumbrante y algún que otro opaco fascinante) y cree, que es conveniente relativizar la luminiscencia .
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