(...)Agrada recibirla en soledad:
volver para quedarse en ella horas,
o quizá días,
y respirar lo amado, la tenue
humanidad
de lo sencillo
que hace que ahora, en medio del
vacío,
te sientas nube, luz
jilguero, arcilla, oruga que labora bajo un árbol.
A. López Andrada