Confío
en que el tiempo y el espacio avancen en círculos porque esa idea me lleva a
creer que es imposible que existan las despedidas, que éstas por lógica han de
ser siempre provisionales; que a todo final sigue un principio, una vuelta, un
reencuentro.
En
eso confío y espero. Ahora sólo me falta comprobar cómo se porta la
esperanza, cuánto me aleja de la realidad, si decidirá engañarme o si esta vez,
tratará de compensarme
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