Para los días en que se ve todo de color rojo, esos en los que de repente se tiene miedo y no se sabe el porqué, Holly buscaba refugio en esa joyería. Creía que su tranquilidad y su aspecto lujoso la calmaban y que en un lugar como ese, nada malo podía ocurrirle.
Parece sencillo, coger un taxi y decir simplemente: "a Tiffany".
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