Qué desconcertante encontrar en el buzón una carta que
preparé hace un año y que da respuesta a algo que escribí en ese momento. Y qué
oportuno ese recordatorio…
Cuánta fuerza tiene aquel sitio; es un lugar -me dijo alguien- del que nunca terminas de volver.
Gracias a esas letras ahora cierro los ojos y
recuerdo una buhardilla-faro, fotografías
amarillentas, artistas aún anónimos, conversaciones en las que el único sonido de
fondo eran las voces, un atardecer, la
presencia de relojes que no limitaban el tiempo, libros, la música de cinematic
orchestra una noche; también recuerdo
muchos tipos de luz, luces en espacios físicos y luces que desprendían personas.
Y me recuerdo camino
de cumplir un sueño, capaz de alejarme de mi realidad, capaz de llorar ante desconocidos, capaz de conectar
con ilusiones dormidas, capaz de necesitar casi nada o nada, capaz de vencer
algunas de mis barreras. Y recuerdo creer
en lo fácil que puede ser vivir a veces, si así tienes la valentía de decidirlo y mantenerlo.
Eternamente agradecida a Juanan