sábado, 30 de junio de 2018

De cuando cambian rumbos





Qué desconcertante encontrar en el buzón una carta que preparé hace un año y que da respuesta a algo que escribí en ese momento. Y qué oportuno ese recordatorio…
Cuánta fuerza tiene aquel sitio; es un lugar -me dijo alguien- del que nunca terminas de volver.
Gracias a esas letras ahora cierro los ojos y recuerdo una buhardilla-faro,  fotografías amarillentas, artistas aún anónimos, conversaciones en las que el único sonido de fondo eran las voces, un atardecer,  la presencia de relojes que no limitaban el tiempo, libros, la música de cinematic orchestra una noche; también  recuerdo muchos tipos de luz, luces en espacios físicos y  luces que desprendían personas.
Y me recuerdo  camino de cumplir un sueño, capaz de alejarme de mi realidad, capaz de llorar ante desconocidos, capaz de conectar con ilusiones dormidas, capaz de necesitar casi nada o nada, capaz de vencer algunas de mis barreras. Y recuerdo  creer  en lo  fácil que puede ser vivir a veces, si así tienes la valentía de decidirlo y mantenerlo.

Eternamente agradecida a Juanan





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