Nos decía el viernes a los que acudimos fieles a su llamada en Murcia, que se trataba de que fuéramos felices un rato con su música, que era necesario intentar aprender a ser felices un poco cada día, no sólo en navidad, en unas vacaciones o en nuestro fin de semana. Y lo consiguió, y volvió a demostrar porque es capaz de a sus sesenta y cuatro años, seguir agotando localidades y llenando auditorios dos días consecutivos.
Tres horas de concierto, siete músicos excepcionales arropándolo y la reinvención de sus canciones en acústico.
Sin duda, Manolo García sigue siendo uno de los grandes de la música española.
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