Te ves despidiéndote desde el ahora de todas aquellas últimas veces que compartisteis algo sin saber que serían las últimas. Es un duelo a destiempo por el que también has de pasar. Y pronuncias ese quién en voz alta porque necesitas darle sonoridad a tu ahogo. Y queda el pronombre suspendido en el aire y tú sigues, porque ya no necesitas saber la respuesta. Ese quién te ha liberado.
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