No tiene miedo a bajarse de un
tren abarrotado y seguir sola en dirección contraria si no ve claro el camino.
Asume el riesgo de decir en voz alta lo que piensa si sirve para luchar contra
lo que cree injusto. No sabe actuar por
conveniencia. Cree en la lealtad, la amistad, la integridad, la sinceridad, el esfuerzo, la
honradez... siendo etiquetada por ello de “quijotesca” y llegando a creer por ello -en momentos de
debilidad- que tal vez viva en un siglo
equivocado.
En más de una ocasión después de
tirarse al vacío por otros, ha mirado atrás y se ha dado cuenta de
que viajaba sola. En episodios de ese tipo se desilusiona del género humano
una temporada, pero no tarda en remontar el vuelo con la aspiración de mantener -en la medida de lo posible- congruencia entre lo que piensa, dice y
hace, porque tiene el absoluto convencimiento de que ésta es la garantía para continuar siendo libre.
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