lunes, 21 de febrero de 2022

De una agenda del dos mil uno

 


Siempre ha sido muy refranera y aún hoy mantiene la costumbre de anotar en una agenda anárquica que dice poder entender solo ella, algún dicho de los que va oyendo a otros. Luego, cuando voy a verla me enseña lo escrito para que le corrija las faltas de ortografía y siempre me explica que apenas fue a la escuela y que durante el poco tiempo que fue, se turnaba con su hermana porque las dos no podían ir a la vez  -hacían falta en casa- y que cuando las quitaron definitivamente del colegio,  el profesor le dijo a su padre que era una pena porque tenían mucho potencial. 

Nacieron en el treinta y ocho, eran mujeres y sus padres pensaban(siendo más doloroso si cabe para ella que lo creyera su madre que había corrido la misma suerte que elegiría después para sus hijas) que el único futuro posible por su condición, era tener un marido y unos hijos. 

Esa agenda y esa caligrafía con todo lo que representa, es una de las posesiones más valiosas que puedo heredar de mi madre.




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