Quizá sea hoy un buen día para recomendar la serie Querer*, que nos muestra una vieja(¿?) forma de vida identificable con mujeres de otra generación, normalizada hasta el punto, de hacer dudar al espectador sobre si se está ante un caso de violencia de género o no.
La violencia que muestra la serie no es la violencia indubitada de la película de Icíar Bollaín, "Soy Nevenka", sino una que por ocurrir en el entorno doméstico y ser invisible para todos los personajes que rodean a la protagonista y ser consentida por ella al estar dentro de las reglas pactadas entre dos dentro del contrato matrimonial, resulta imposible demostrar.
Ambas historias son necesarias; la de Nevenka para no olvidar cómo ha evolucionado la sociedad española desde el año 1999 y la segunda, para medir cuánto nos queda aún por recorrer en este ámbito.
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