lunes, 28 de julio de 2025

De la busqueda de otro planeta





"Momento isla":

Se materializa de repente, normalmente cuando estamos rodeados de mucha gente y no tenemos a nadie conocido a la vista. Algo se activa que ensordece la escena y en el silencio que de pronto nos envuelve, nuestra voz nos habla y nos describe lo que somos desde su peor versión. Es como si desde las profundidades de una caverna emergiera una especie de ser  monstruoso armado con un espejo que nos pone delante para mostrarnos un plano de nosotros que reconocemos enseguida, porque es el plano de nuestras inseguridades. El impacto ante lo que vemos es de tal magnitud que lo que llega a continuación son unas ganas terribles de escondernos y desaparecer, de que pase algo, lo que sea, y dejemos de estar en el sitio equivocado en el peor momento posible. Y enseguida nos envuelve una sensación de pequeñez, de no encajar ni haber encajado nunca, de tener los andamios mal puestos desde siempre y de que nos están viendo, de que toda la sala, todos los que nos rodean nos ven así, así de feos, de pequeños, de solos.

La sala entera parece haberse dado cuenta de que nuestra presencia es como una isla y nuestra soledad se anuncia como si lleváramos clavado en la cabeza un neón que parpadea en blanco, anunciándonos: solo,solo,solo.

Cuando tras la llegada de uno de esos momentos isla, aparece el efecto neón, tras él se abre camino la pregunta fatídica, esa que debemos evitar a toda costa, porque cuando surge ya no hay marcha atrás y todo está perdido.


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miércoles, 2 de julio de 2025

De un año más

 




En una de mis últimas prácticas de desapego, me centré en la difícil tarea de tirar al contenedor del papel, viejos apuntes de la Universidad perfectamente clasificados por idénticas carpetas rotuladas con el nombre de la asignatura, año que la curse y profesor que la impartió. Por si quedaba algo de valor dentro, fui abriéndolas una a una y ese gesto fue lo que salvo que perdiera una nota del año 2011 que presagiaba lo que años después me sigue regalando la vida, amistad.

Hace unos días fue él, el que  rescató para mí un regalo que le hice con motivo de lo que yo creí que iba a ser nuestra despedida. Me emocionó mucho leerlo, pero eso solo fue un principio; quiero decir, que lo después fue aún mejor, que hemos crecido juntos y hemos compartido tanto, que me quedo con nuestro presente,  que para mí era imposible y que por suerte Jose me rebatió.

Felicidades, sigue iluminándonos durante muchas vueltas más al sol.