Desde la niñez, nuestro
entorno nos introduce en lo que se denomina la imagocracia (“el
poder de la imagen”).
Es un recorrido lento,
progresivo y del que casi no somos ni conscientes. Observamos y nos observan,
juzgamos y nos juzgan. Y es que lamentablemente la imagen personal sigue siendo
una de nuestras armas principales para desenvolvernos con éxito en sociedad, y
hasta que no llegamos a ese punto, a lograr ese éxito que nos da un porcentaje de poder, no podemos apartarnos de los cánones establecidos y mostrar nuestro
verdadero "yo".
El autor de ese blog
murciano( la falacia del creer ), un tal Andrés de la Orden, ya lo ha conseguido.
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