Afortunadamente el mundo no se acaba por dejar de hacer lo que se supone que se espera de nosotros, entre otras cosas, porque las suposiciones en la mayoría de las ocasiones no cobran vida. Qué pocas cosas se pueden dar por ciertas y qué agotador es exigirse continuamente, lo que nadie nos pide.
Partiendo de la incoherencia y del parecido -obviamente- de lo que hago conmigo misma, lo cierto es que la necesidad de asomarme por aquí es más fuerte que el pesar por no hacerlo demasiado bien o de manera correcta. Así pues, aunque siga siendo un tótum revolútum, voy a continuar un poco más.
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