Llegados a este punto, ni sapos,
ni princesas, ni besos transformadores de seres repugnantes en hombres ideales con
los que con toda facilidad se vive feliz
eternamente, comiendo a base de perdices y con el piloto automático conectado.
Más bien, encuentros o desencuentros, seres verdes a tutiplén(incluida una misma), hormonas
desaforadas transitoriamente que inevitablemente( gracias a dios) con el tiempo
-poco- vuelven a sus niveles normales,
domesticación de vida y pensamiento, y
con suerte(con mucha suerte) mantenimiento de ciertos niveles de cariño.
Todo esto por ahora y s.e.u.o.
No hay comentarios:
Publicar un comentario