("Eran los mejores tiempos, eran los peores tiempos, la edad de la sabiduria, el ciclo de la estudipez, la fase de la creencia, la etapa de la incredulidad, la estación de la luz, la hora de las sombras, era la primavera de la esperanza, el invierno de la desesperación, lo teníamos todo por delante, nada habia frente a nosotros...")
jueves, 23 de abril de 2020
De cómo ser libre y no estar solo
Viajo estos días a Tostes. Sigo de cerca la historia de Emma. No estoy sola, vivo otras muchas vidas. ¿Y vosotros?.
FELIZ DÍA DEL LIBRO
lunes, 20 de abril de 2020
domingo, 19 de abril de 2020
De un poder
Se puede salir a tomar el aire a un supermercado, recorrer sus pasillos para hacer tiempo y acabar ojeando lo que nunca en otras circunstancias mirarías. Se puede.
Y también se puede acabar comprando algo que normalmente no consumes tan solo por una imagen, una muy familiar que te evoca otro tiempo. Se puede.
Y se puede volver a casa con algo que no necesitas, que probablemente ni probarás, que casi con total seguridad acabarás almacenando y con el tiempo, hasta cuestionando el motivo de su compra si de sobra sabías su destino. Se puede, claro que se puede.
viernes, 17 de abril de 2020
De la contabilidad compartida
El debe y el haber
doble columna
que el tiempo va asentando
sobre el libro de cuentas de los días
con mano minuciosa
y rigor que no admite apelaciones.
Tarde ves el balance,
las deudas, los desfases,
las pérfidas movidas del contable
que hizo que aquel cruzara muy temprano
y este otro muy tarde por tu vida.
Y está lo que no ves,
lo consignado con miserables tintas invisibles:
la puerta que tocaste diez minutos después
de alguna despedida. La voz que nunca oiste,
la calle no cruzada, el paradero
en que tuviste miedo de bajarte.
Y en un rojo indeleble,
la cadena de tratos y pactos y traiciones,
la irreversible línea que te suma y te resta,
la que te multiplica y te divide.
PIEDAD BONNETT
lunes, 13 de abril de 2020
De la nostalgia de otro tiempo
Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y, otra vez, con el ala a sus cristales
jugando llamarán;
pero aquéllas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha al contemplar,
aquéllas que aprendieron nuestros nombres...
ésas... ¡no volverán!
Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde, aun más hermosas,
sus flores se abrirán;
pero aquellas, cuajadas de rocío,
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer, como lágrimas del día...
ésas... ¡no volverán!
Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón, de su profundo sueño
tal vez despertará;
pero mudo y absorto y de rodillas,
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido..., desengáñate:
¡así no te querrán!
en tu balcón sus nidos a colgar,
y, otra vez, con el ala a sus cristales
jugando llamarán;
pero aquéllas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha al contemplar,
aquéllas que aprendieron nuestros nombres...
ésas... ¡no volverán!
Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde, aun más hermosas,
sus flores se abrirán;
pero aquellas, cuajadas de rocío,
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer, como lágrimas del día...
ésas... ¡no volverán!
Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón, de su profundo sueño
tal vez despertará;
pero mudo y absorto y de rodillas,
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido..., desengáñate:
¡así no te querrán!
G.A.BECQUER
viernes, 10 de abril de 2020
De cuando llaman a la puerta
¿En qué medida nuestra predisposición,
nuestra educación, nuestra condición, nuestra experiencia, nuestras creencias… influyen para que el destino toque a nuestra puerta?. Quiero decir que, esa fuerza que nos arrastra sin
que intervenga nuestra voluntad, hacia un fin/objetivo de manera determinante e
inevitable y no necesariamente para nuestro bien, ¿depende del azar y sus caprichos o en su origen estamos de alguna manera también nosotros mismos?.
martes, 7 de abril de 2020
domingo, 5 de abril de 2020
Del espejismo de intentar ser uno mismo
Enemigo de la guerra
y su reverso, la medalla
no propuse otra batalla
que librar al corazón
de ponerse cuerpo a tierra
bajo el paso de una historia
que iba a alzar hasta la gloria
el poder de la razón
y ahora que ya no hay trincheras
el combate es la escalera
y el que trepe a lo mas alto
pondrá a salvo su cabeza
Aunque se hunda en el asfalto
la belleza...
Míralos, como reptiles,
al acecho de la presa,
negociando en cada mesa
maquillajes de ocasión;
siguen todos los raíles
que conduzcan a la cumbre,
locos por que nos deslumbre
su parásita ambición.
Antes iban de profetas
y ahora el éxito es su meta;
mercaderes, traficantes,
mas que nausea dan tristeza,
no rozaron ni un instante
la belleza...
Y me hablaron de futuros
fraternales, solidarios,
donde todo lo falsario
acabaría en el pilón.
Y ahora que se cae el muro
ya no somos tan iguales,
tanto vendes, tanto vales,
¡viva la revolución!
Reivindico el espejismo
de intentar ser uno mismo,
ese viaje hacia la nada
que consiste en la certeza
de encontrar en tu mirada
la belleza…
Luis Eduardo Aute
sábado, 4 de abril de 2020
De un cuatro de abril
Una rutina de tiempo que desdibuja
nombres y nos hace vivir en un único día
de veinticuatro horas. Esa es nuestra única certeza, las veinticuatros
horas que transcurren y vuelven a
empezar un día y otro y uno más. Da igual que se trate de un miércoles que un domingo,
no hay diferencia. La enfermedad que asola nuestro mundo también nos ha robado los días de la
semana; ahora los siete son iguales y no hay necesidad de nombrarlos para
distinguirlos. ¿Cuándo nos pertenecerán de nuevo?.
Hoy es cuatro de abril, lo oí en
la radio esta mañana. Ha muerto el gran Aute y el presidente de nuestro
país ha anunciado una nueva prórroga del estado de alarma. Es un día relevante, pero yo he olvidado
cómo se llama. Creo que viernes, tal vez sábado. Tengo
que mirar el calendario para no equivocarme, tendría que hacerlo si quisiera recordar el día en el que vivo.
miércoles, 1 de abril de 2020
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