Hay que creer para poder ver. Cuando decides querer creer en algo, acabas viendo a ese algo, viviendo esa realidad, aunque solo exista para ti. Y así ocurre en muchos ámbitos de la vida.
Después de muchos años de tenerlos olvidados, ayer me los cruce por la calle y me ayudaron a recordar esa premisa tan importante, la de la voluntad -en este caso la mía- para poder ver.
No hay comentarios:
Publicar un comentario