¿No debería el sentido de lo religioso ir desde dentro hacia afuera y no al contrario?
Feliz Semana Santa.
("Eran los mejores tiempos, eran los peores tiempos, la edad de la sabiduria, el ciclo de la estudipez, la fase de la creencia, la etapa de la incredulidad, la estación de la luz, la hora de las sombras, era la primavera de la esperanza, el invierno de la desesperación, lo teníamos todo por delante, nada habia frente a nosotros...")
¿No debería el sentido de lo religioso ir desde dentro hacia afuera y no al contrario?
Feliz Semana Santa.
Devuelve el blanco al mundo
la luz que en él incide.
Mas no todo es reflejo:
todo blanco se mancha,
se tiñe de color, amarillea.
El destino del blanco es amarillo
y el nuestro es encalar, cubrir de nuevo,
seguir recomenzando sin descanso
para que el sol refleje cada día,
hasta que el sol derrita
nuestro tiempo,
y los huesos
den en tierra,
y su cal
se pierda entre la arena que perdimos.
El destino del blanco es amarillo:
no amarillo solar,
sino amarillo tiempo.
Jose Saborit
"Hay sorpresas que te cambian todo el día y otras que te revuelven el pasado. Las hay en el azar de todo viaje y en las andanzas del paseo tranquilo de un domingo cualquiera. Aparecen y ya no se van. Se nos guardan imágenes fugaces tras la retina, pero encienden la mirada eternamente. Las hay nocturnas y las hay llenas de esplendor. Pueden llevarte lejos o regalarte lo más inesperado. Pueden ser proyecciones de tu propio deseo o pueden, irremediablemente, clavarte un cuchillo que jamás viste venir. Casi todas y casi siempre, suelen cambiarte el corazón de sitio y el curso de tu vida.". J.R
Diez años después de una entrada de blog y su resultado, con el eco como banda sonora y extintas las sincronías y premoniciones entre aquellos tres
personajes (la maga, el náufrago y la narradora) , es cuando la última en salir del relato logró asimilar que, el camino de baldosas hacia aquel mundo imaginario -proyectado desde su deseo- se fue desintegrando tras cada pisada y que los trayectos únicos, por mucho que nos empeñemos, no pueden repetirse.
Apareció hace unos días en la entrada de mi edificio y fue necesario que, horas más tarde, añadieran el cartel, para que su finalidad se cumpliera. Ocurre, que en estos tiempos es tan inusual que alguien esté dispuesto de manera desinteresada a regalar algo a personas en su mayoría desconocidas, que el gesto generó ante todo desconcierto y hasta que fue entendido por la comunidad, reacciones de lo más variadas, dignas todas de ser grabadas para su posterior análisis.
Hoy la caja continua -integrada ya en el mobiliario comunitario- en el mismo lugar y aunque ha perdido capacidad para sorprender, no deja en cambio de emocionar a los que pasamos por allí y sabemos de sus donantes, reflexionamos sobre el motivo y nos da por ver posibilidades.